Sopla el viento, cae el horizonte, resbala la tarde sobre la pradera nevada. ¡tan amplia, tan profunda, tan basta! …
Las grietas de mis labios se llenan de aire fresco.
Te recuerdo y caigo. Mis ojos gotean tu suave desdén.
Me levanto, camino entre la nieve, mis pasos inspiran a esta horrible soledad.
Y descubro la noche colgada en mi espalda; es fría y confusa.¡Espanta!
El Frio, es lo que vomita la soledad de sus entrañas.
Corazón de cristal, alma de cristal. Todo se ha roto y cae. Este loco sueño se estrello en su huida, y con sus pedazos Se desgarra el viento.
Te necesito, y necesito eso que me mantiene Sobre la superficie.
No es grato buscarte en los recuerdos, estos se diluyen fácilmente al respirar, no es grato buscar consuelo en el futuro incierto; de esta noche interminable…
Provoca recoger esos pedazos de viento, y hacer con ellos un nuevo cielo donde se pueda hallar el paraíso.
ResponderEliminarTodo un placer volar por tus letras, Rambal.
Abrazos alados!
Gracias Estimada Diana
ResponderEliminarUn Cálido abrazo.