Como el viento
y como el rio,
también el tiempo
nos roba algo.
Así es el tiempo,
ese duro ladrón,
a veces cruel;
pero siempre honesto…
yo me sigo haciendo viejo
y quizá un poco más sabio.
pues he aprendido
a mirar atrás,
a encontrarle la belleza
a los hechos pasados
y a mirar el futuro
en la voz de mis manos.
Ahora
lejos de amigos,
lejos de amores,
y de la ciega luz de la ciudad.
Ya puedo sentir las sombras
que acarician mi rostro
y ese dulce aroma a barro
que se lleva mi cuerpo.
Ahora
impregnado con la brisa
del silencio,
ya puedo escuchar la voz
de la montaña,
seguir aquella luz
que se pierde en su vuelo
y robarle inspiración;
al tiempo.
Rambal