Tú estás en la ventana que asoma al nuevo día,
En la callada luz de la mañana.
En el silencio azul de cada tarde,
Y en la penumbra;
Esa horrenda penumbra
Que es mi nido y mi concha.
Estas entre la multitud;
Cubierta, malvada.
Estas en el silencio
Atormentando mi alma.
En cada paso,
En toda mi sombra;
Eres parte de mi mal
Y de mi horrenda forma.
Se voltea la tierra
En mi embriaguez
Y se vacía mi alma sin forma.
Tu estas en cada lágrima,
En mi aliento
Y en su nauseabundo aroma
Ahí estas tu;
Siempre junto a mí,
Sofisma,
Siniestra,
Bendita y zorra!